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Picasso y Neruda. |
Hay hechos y algunos relevantes indicios que permiten sostener que Pablo Neruda conoció a Pablo Picasso y trabó amistad con él, no en 1949 como se asegura contradiciéndolos en cierto modo a ellos mismos, sino por lo menos una década antes. Su primer encuentro personal con el pintor debió ocurrir en enero de 1937, poco después de que, con Delia del Carril, llegase Neruda a París desde España. O algo más tarde, pero en todo caso en el tiempo transcurrido desde entonces hasta noviembre de 1939, fecha en la que el poeta se despediría por una larga década de Francia. Entre 1937 y 1939, dos años acortados en un tercio al ser interrumpidos por una ida a Chile que por diversas circunstancias se prolongó por ocho meses (Neruda viaja a Santiago a fines de agosto de 1937 y regresa a París a fines de abril de 1939 con la especial misión de organizar el transporte a Chile de refugiados republicanos españoles) hubo muchas oportunidades y motivos para que el poeta de España en el Corazón y el pintor del Guernica se conociesen y dieran inicio a una perdurable amistad. En ese vertiginoso tiempo de entreguerras, muchos amigos de Picasso como Paul Éluard, Louis Aragon, Jean Cassou, Robert Desnos y otros lo fueron también de Neruda. En 1935 Neruda había conocido a algunos de ellos en Madrid; y a otros en París cuando asistió como delegado hispano-latinoamericano al I Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, que se llevó a efecto allí a mediados del mismo año. De modo que al llegar a París un año y medio después, acompañado de Delia, Neruda no era un desconocido; además ella, que conocía a Pablo Picasso desde hacía largo tiempo, le pudo introducir sin mayores preámbulos en el círculo de amigos del pintor. Pero, no es necesario detenerse aquí a tratar de determinar con más exactitud la fecha de fines de la década de los treinta en que Picasso y Neruda se conocieron; conjeturas en torno a esto están publicadas en otro lugar[1]. Desde Chile, después de su regreso de México y cuando la II Guerra Mundial llegaba a su término, Neruda continúa o reanuda sus relaciones con las amistades hechas un lustro antes en Francia. En junio de 1945 menciona a Picasso y a Éluard en su discurso de agradecimiento por el Premio Nacional de Literatura que se le otorgó ese año. Después, transcurrirán tres años en los que, Picasso en la Europa de la posguerra y Neruda en su país, participarán activamente en política sin que aparentemente sepan nada el uno del otro. Pero ambos debieron haber tenido comunicación entre sí por una u otra vía. Prueba de ello es que en 1947, Picasso figura en la lista de suscriptores de una nueva edición chilena de Residencia en la Tierra[2]. Un año después se conoce en Francia la noticia de que el poeta y senador Pablo Neruda es perseguido en su país por la policía política, con órden de búsqueda y captura emanada de un presidente que él mismo había ayudado a elegir. La mala nueva motiva a Picasso a realizar algo inédito en él; en compañía de Paul Éluard viaja por vía aérea a Polonia, donde en la localidad de Breslau se lleva a efecto el Congreso de Intelectuales por la Paz. Allí, el 25 de agosto de 1948, Picasso leyó, ante 500 congresistas de 46 naciones, el primer discurso que pronunció en su vida; su discurso versó sobre Neruda, declarando en él no sólo que le conocía sino también que era un amigo suyo: Tengo un amigo que debería estar aquí, un amigo que es uno de los mejores hombres que haya conocido. No es solamente el más grande poeta de su país, Chile, sino también el más grande poeta de la lengua española y uno de los más grandes poetas del mundo: es Pablo Neruda.
Pocos meses más tarde, en abril de 1949 se llevó a efecto el Primer Congreso Mundial de Partidarios de la Paz, en la Sala Pleyel de París; Picasso era uno de los principales congresistas. El 25 de abril, último día del Congreso, son muy pocos Pablo Picasso entre éstos los que no se sorprenderán grandemente al ver aparecer a Neruda en la sesión final. En efecto, eludiendo el cerco policial el poeta había logrado salir de Chile y llegar a Europa. La gran alegría de Picasso al ver sano y salvo en París al amigo cuyo paradero poco antes se desconocía, está documentada gráficamente con al menos cinco fotografías[3]. Pero la odisea de Neruda no termina con esas escenas. Habiendo ingresado con falsos documentos a Francia y sin autorización para permanecer en el país, el poeta tiene aquí también que vivir en la clandestinidad arriesgando una expulsión con todas sus graves consecuencias. Picasso y otros amigos hacen todo lo posible por ayudarle, ocultándolo en París y en Vallauris, haciendo trámites ante las autoridades, transportándolo a Suiza, a Italia y a otros países. Echando mano a todo tipo de influencias, se logra al fin obtener para él permisos de estancia por tiempo limitado. En septiembre de 1949, Picasso, que incansablemente crea diseños para la prensa y propaganda de su partido, preside el Congreso de la Juventud del Movimiento por la Paz en Nizza. Neruda entretanto realiza numerosos y largos viajes, entre otros a México acompañado de Paul Éluard; el agotamiento que en abril de 1949 había llamado la atención de uno de los testigos de su llegada a París, había desaparecido. Su actividad, como la de Pablo Picasso, parece inagotable. Transcurre un año pleno de actividades. En octubre de 1950 Picasso asiste a la Segunda Conferencia de la Paz en Sheffield, Inglaterra. Pero en noviembre ya no habrá quién pueda motivarle a viajar a Varsovia fracasan Eluard, Aragon y Ehrenburg y no viajará al Segundo Congreso Mundial de Partidarios de la Paz. Estará pues, ausente de la ceremonia en la que se darían a conocer los nombres de los agraciados con el Premio Internacional de la Paz entre los que de figurarían su nombre y el de su amigo el poeta chileno. Ese premio se concedía a personalidades de todo el mundo que hubiesen sobresalido en su lucha por la paz. Neruda estuvo allí el 22 de noviembre de 1950; y pronunció un discurso de agradecimiento, en parte del cual puede decirse que también habló por su amigo el pintor: La paloma de Picasso vuela sobre el mundo, nívea e inmaculada, llevando a las madres una palabra dulce, de esperanza, despertando a los soldados con el roce de sus alas para recordarles que son hombres, hijos del pueblo, que no queremos que vayan a la muerte. Y vuela sobre los monumentos y las ciudades, se queda pegada a todos los muros de todas las ciudades del mundo con el mensaje de la paz que el maestro Picasso envió con ella a todas partes…
Dos y medio meses más tarde Pablo Picasso y Pablo Neruda son homenajeados en París en el Palais de la Mutualité. El motivo de la ceremonia es hacerles entrega del premio que les había otorgado en Varsovia el Movimiento Internacional por la Paz. Pero, entre ésta ceremonia parisina y la anterior en Varsovia, sucede algo muy importante. Un suceso conocido y bien documentado, del que un detalle tocante a Neruda pasó totalmente desapercibido. Y por ello a un largo olvido, que la inexistencia de datos al respecto permite mensurar en alrededor de medio siglo. Las casualidades afortunadas han permitido que justo para el centenario del nacimiento de Pablo Neruda hayamos parado mientes en ese detalle. Por eso, darlo a conocer en ésta ocasión y desde un punto de vista que se plantea por primera vez justifica que terminemos con él ésta apretada revisión de la historia y relaciones entre el pintor más famoso del siglo XX y el poeta chileno. Porque, aunque dicha historia tenga más capítulos interesantes, ninguno nos parece tan inédito e inaudito como éste, que viene a contestar una pregunta hasta ahora sin respuesta : Picasso que dibujó a muchos de sus amigos poetas ¿pintó alguna vez el retrato de su amigo Neruda? Como ha quedado dicho, a fines del mes de noviembre de 1950 Picasso y Neruda reciben el Premio Internacional de la Paz. A Picasso se le otorga por su “Paloma de Paz”, símbolo de paz en la tierra; y a Neruda por su poema “Que despierte el leñador”, de similar simbolismo. El galardón transformará al español y al chileno impedidos ambos de vivir y expresarse libremente en su país de orígen en la personificación misma de la Paz mundial. La entrega del premio a Picasso y Neruda se haría en París, es decir no tras el telón de hierro creado por la guerra fría. Esto tiene importancia: difícilmente ello hubiese sido posible en un país europeo occidental, que no fuese la Francia de aquel tiempo. Y, en ese mismo tiempo en el que Picasso y Neruda personifican la Paz sucede que el Partido Comunista Francés se prepara para celebrar sus 30 años de existencia. Pablo Picasso recibe un encargo del PCF. El Partido desea que Picasso diseñe para la magna ocasión un logotipo que simbolizara a El Rostro de la Paz. El día 5 de diciembre de 1950, cuando aún no han transcurrido dos semanas desde que se le comunicase que en Varsovia se le ha otorgado el Premio Internacional de la Paz junto a Pablo Neruda, cumpliendo el encargo de PCF Pablo Picasso dibuja veintinueve alegorías del Rostro de la Paz. Extraño número de diseños para un 30 aniversario; pareciera faltar uno, o sobrar veintiocho. Pero lo más curioso y difícil de explicar, es que uno de ellos difiere totalmente del resto. En efecto, 27 dibujos son variaciones sobre un mismo tema: un rostro femenino de cuya cabellera surge una paloma. El restante, es un bosquejo en pocas líneas que muestra el rostro de un hombre. Un rostro cuyos razgos evocan a los del poeta Pablo Neruda, galardonado con el Premio Internacional de la Paz. A quienes hayan revisado la documentación fotográfica del poeta les resultará relativamente fácil relacionar el bosquejo picassiano con una fotografía de Neruda que también data de 1950; que fue muy conocida por haber sido impresa en color azul y distribuída en forma de tarjeta postal[4]. La convicción de que el singular bosquejo de Picasso representa a Neruda, aumenta al confrontar dibujo y fotografía en igual tamaño. Y la total evidencia se obtiene al superponer a la fotografía una transparencia de la lámina XVI de El Rostro de la Paz. ¡Aparece “El Rostro del Poeta Combatiente por la Paz” ! [1] Revista Atenea, Concepción (Chile), Primer Semestre, Año 2004, N° 489, pp. 63-87 [2] Colección Residencia en la Tierra. Cruz del Sur. Santiago de Chile, 1948. [3] A juicio del autor, no está del todo aclarado si las fotografías conocidas datan del año 1949. (Congreso en la Sala Pleyel) o del año 1951 (Ceremonia en el Palacio de la Mutualidad). [4] Información de la gran amiga de Pablo Neruda, Sarita Vial de los Heros. Valparaíso, 2004.
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