De la carta a la crónica a la novela: Alejo Carpentier y la guerra civil española

Carmen Vásquez

____________________________  



Volver al índice





















Volver arriba

Volver arriba


Volver arriba


Volver arriba
Volver arriba

El 10 de agosto de 1937, Alejo Carpentier le escribió una carta a su amigo Georges Ribemont-Dessaignes contándole algunas de las experiencias vividas por él durante su reciente viaje a España. La carta dice así :

Mon cher Ribemont :

Merci pour votre texte. Il a plu énormément à mes amis, qui vont faire un tirage sur les presses de l’ambassade de l’Espagne.

 Je viens de l’Espagne. C’est-à-dire, de l’enfer de Madrid où j’ai vécu vingt jours. Mon cher Ribemont, quand je vous parlais de l’Espagne Je ne savais pas encore ce que c’était. C’est cent fois pire que ce que nous racontent les journaux… Madrid vit sous les obus – Il en tombe 800 par jour ! Le matin, l’après-midi, la nuit !… Et la vie continue. Les femmes sont belles, et bien coiffées ! La vie acquiert là-bas une grandeur inimaginable. Le deuil a été aboli – et il faut comprendre ce que ceci repésente dans les mœurs espagnoles – Tout homme qui habite Madrid est un héros. Figurez-vous que les lignes ennemies soient à la place de Ternes. Et personne ne veut évacuer la ville ! Ils restent parce qu’ils le veulent. Les cinémas, les coiffeurs, les parfumeurs, marchent sous les bombes. J’ai parlé avec une vieille, – au lendemain d’un bombardement féroce – qui se plaignait que les obus « lui avaient détérioré ses rideaux » – C’est prodigieux de force et de cran !… À Guadalajara, c’est plein de chevaux avec les pattes cassées. À Brunete ça sent la mort à huit kilomètres… J’ai vu, calle Alberto Aguilera, à Madrid, une jeune fille jouant Chopin sur un piano dont seules les touches en clef de sol restaient – pour la bonne raison que le reste du piano et de la maison avaient été enlevés par un obus.

…Je rapporte d’Espagne des impressions personnelle de quoi remplir un volume.

Je pense, Ribemont, à Ludwig Renn, que j’ai rencontré, torse nu, tondu, sec, comme un sarment à Minglanilla, village habité par des rescapés de Badajoz ; je pense à Gustav Regler, mitraillé, tendre et cordial ; je pense aux hommes merveilleux des Brigades Internationales… qui luttent pour une cause profonde.

Vous ne savez pas le bouleversement que ce voyage a pu apporter dans ma vie…

…Il y a une réalité, Ribemont, L’Espagne. Le sort du monde se joue là-bas !

On ne reçoit pas une secousse semblable tous les jours !

Avec toute mon affection

Votre
Alejo Carpentier
16, Place Dauphine, Paris 1er.



Como lo aclara la carta, en el momento de su escritura Carpentier acababa de regresar de una estadía de veinte días en España motivada por su participación en el Segundo Congreso Internacional de Escritores Antifascistas. Ya desde 1935, durante el primero de estos congresos que se había celebrado en París, se sabía que el próximo tendría lugar en España. A pesar de la guerra civil que España vivía desde julio de 1936, las autoridades decidieron seguir con el proyecto. Las palabras que emitió el Presidente de Gobierno, Juan Negrín, para la apertura del mismo, el 4 de julio de 1937, enfatizan la dramática situación que entonces se vivía :


Os doy la bienvenida en nombre de España. En este momento difícil por que atravesamos, el más trágico de nuestra historia, hemos venido a celebrar el Congreso en nuestro país. Durante los días que permanezcáis aquí os encontraréis con las pruebas excepcionales de la tragedia por que atraviesa España… Prefiero que examinéis vosotros mismos las cosas que vais a ver…

El Gobierno de España se encontró de pronto ante una revuelta militar.  Lo que era una rebelión militar se transformó en una lucha por la independencia  nacional. En el fondo de todo esto, lo que hay en realidad es una lucha de un orden más alto, de un carácter universal : una lucha por la libertad y la independencia de la Humanidad…

Estoy bien seguro de que todos los que estáis aquí… estáis íntimamente identificados con la causa que España defiende. En los frentes tendréis ocasión de comprobar el elevado espíritu que anima a nuestros soldados.  Ellos saben que defienden una noble causa, la causa de España ; pero que también saben que luchan por la causa de la Humanidad. » (1)


El tono y el espíritu que Juan Negrín quiso impulsar llegó hasta muchos de los congresistas, entre los que, claro está, se contaba Carpentier. La carta de Carpentier a Ribemont-Dessaignes es una prueba importantísima al respecto. Porque la carta fue escrita únicamente para el amigo francés y no para ser publicada en alguna revista o periódico. Se trata consecuentemente de una información confidencial.

¿ Quién era Georges Ribemont-Dessaignes ? ¿ Qué fue él para Carpentier ? ¿ Porqué éste le escribió esta carta tan visceral ? Antiguo integrante del movimiento Dada, Georges Ribemont-Dessaignes se agrupó con algunos miembros del movimiento surrealista. En 1929 fue jefe de redacción de la revista Bifur, en la que Carpentier publicaría un texto importante sobre el afrocubanismo en septiembre de 1929 : « Lettre des Antilles ». También en Bifur participarían juntos y en compañía de Robert Desnos, Edgar Varèse, Vicente Huidobro, Giuseppe Ungaretti y Arthur Lourié en una « Conversation sténographiée à Bifur » – « La Mécanisation de la musique » – en abril 1930.  Asimismo Ribemont participó también en el comité de redacción de la revista Phare de Neuilly, que dirigía Lise Deharme, la esposa de Paul, el director de la estación de radio en la que trabajaban tanto Desnos como Carpentier en cuyo primer número – de 1933 – éste publicó « Images et pierre nègres ». Además fue uno de los firmantes del célebre documento Un cadavre que marcó, en 1930, la escisión con andré Breton y el grupo de éste y cuyos otros firmantes fueron Jacques Prévert, Raymond Queneau, Roger Vitrac, Michel Leiris, Georges Limbour, J.-A. Boiffard, Robert Desnos, Max Morise, Georges Bataille, Jacques Baron y el propio Carpentier. Es necesario añadir que, al final del documento, se afirma que « Le poète mexicain Jorge Cuesta était présent à cet entretien ».

Más importante aún, la complicidad y la colaboración entre Ribemont-Dessaignes y Carpentier se había acimientado al haber ambos participado en otras publicaciones conjuntas de las que se tiene menos conocimiento. Dos casos merecen aquí ser mencionados. Ribemont-Dessaigne es el primer firmante de la encuesta « Conocimiento de América », que concibió, elaboró y publicó Carpentier en el primer y único número de la revista Imán, publicado en abril 1931. En dicha encuesta también participaron otros amigos surrealistas firmantes de Un cadavre como Desnos, Bataille, Leiris y Vitrac.

La colaboración de Ribemont y de Carpentier logró su momento principal con la publicación de un montaje de textos de la prensa sobre todo cubana en contra de la dictadura de Gerardo Machado. Se trata de « Curieux événements à La Havane : Textes receuillis par G. Ribemont-Dessaignes », publicado en La Nouvelle Revue Française, en septiembre de 1933. En realidad ese montaje fue obra de Carpentier y la intervención de su publicación por parte de Ribemont sólo consistió en prestar su nombre (2). Así, puede constatarse que los lazos entre Ribemont y Carpentier no solamente eran de índole estética y literaria, sino también política. Y no debe llamar la atención el hecho de que aquellos que se comprometieron en la lucha en contra del Machadato también lo hicieron en favor de la República española durante la guerra civil. Añadamos que, con lo que acabamos de informar, la complicidad entre el antiguo dadaísta y Carpentier queda confirmada y renovada, como lo indica nuestra carta, con la contribución de Ribemont à la causa republicana en 1937.

La carta que acabamos de citar es realmente única. Cuando se la leí a  Carpentier, en 1979, éste se quedó maravillado, por dos razones, porque revelaba que lo que se presentaba en la novela recientemente publicada se corroboraba de manera aún más evidente, y porque confirmaba también que Ribemont había querido guardar el documento entre sus más preciados tesoros, lo que Carpentier, así me lo confirmó con una gran sonrisa, apreció enormemente.

En la carta se demuestra, con toda sencillez y con toda honestidad, la pesadilla que vive España en ese verano de 1937, que va más allá de lo creíble, y que ya, sinceramente, anuncia la derrota. Sin dar grandes detalles, Carpentier expone lo esencial de una ciudad en estado de caos : los bombardeos constantes, la valentía de una población que persiste en guardar las formas, con mujeres que se mantienen a pesar de todo bien peinadas, y una vida cotidiana que parece normal, con cines y comercios que siguen funcionando. Sin embargo, para Carpentier, al menos esta carta así lo revela, el infierno no se limita a Madrid : se prolonga hasta Guadalajara, Brunete y Minglanilla ; cada espacio con sus situaciones específicas, sin precisar el porqué. Luego, sin ton ni son, cita el caso de la jovencita que trata de interpretar a Chopin en un piano prácticamente destruido. La mención de este instrumento deshecho tiene una particular relevancia cuando se piensa que Carpentier fue musicólogo y, consecuentemente, siempre muy ligado a la música. Evoca además su encuentro con Renn y con Regler, del que hablaremos después. Finalmente confirma el compromiso suyo durante la guerra civil española.

Un mes más tarde comenzó a publicarse en la revista habanera Carteles una serie de cuatro crónicas con el título global de « España bajo las bombas ». Estas crónicas fueron publicadas respectivamente el 12 y el 26 de septiembre, el 10 y el 31 de octubre, claro está, de 1937. La serie de crónicas está precedida por un préambulo en el que Carpentier explica el porqué de la publicación. El tono de este preámbulo es el mismo que predomina en la carta a Ribemont, el sentimiento de desgarre del autor que observa a la vez el caos  y la esperanza dominándolo todo y que sigue las palabras de Negrín citadas anteriorente. Explica asimismo que el contenido de las crónicas es enteramente autobiográfico, producto de las experiencias vividas en el viaje y concluye : « podemos decir que todo lo que os narre "lo he visto, lo he oído", con mis propios ojos, con mis propios oídos (sin utilizar jamás una referencia) » (3).  Añadamos que antes de proceder a la presentación de la primera de las crónicas, Carpentier explicita las condiciones de su viaje a España para asistir al congreso de la Asociación Internacional de Escritores por la Defensa de la Cultura.

« España bajo las bombas » está narrada a la manera de un viaje que el autor va viviendo etapa por etapa y va describiendo lo que observa como para hacer descubrir al lector lo que él está descubriendo. No es la primera vez que Carpentier utiliza esta técnica. Ya lo había hecho en las crónicas publicadas que relataban su viaje a México en 1926 y, sobre todo, en otra, publicada en francés en la revista Le Cahier en febrero de 1932 (4). En « La révolution mexicaine » nos narra este viaje desde su llegada a México, con detalles, monstrándose entusiasta de los frutos que observó en el México revolucionario que conoció en 1926. En « España bajo las bombas » va a comenzar con la llegada al túnel de Port Bou, es decir, a la frontera de Francia con España.

Carpentier hace claro que no se trata de un viaje individual, sino de un grupo de escritores todos conmovidos por el espectáculo de vida y de muerte que ofrece España. Cita entonces los nombres de los compañeros de viaje, de los latinoamericanos, pero también de algunos de los franceses : Juan Marinello, Nicolás Guillén, Octavio Paz, Carlos Pellicer, Delia del Carril, Pablo Neruda, y Raúl González Tuñón, André Malraux, Claude Aveline y André Chamson. Pasan por Gerona y por Barcelona, donde las mujeres están tan bien peinadas como en Madrid, detalle que ya había dado en la carta a Ribemont.

En la segunda crónica, llegan a Valencia y entonces comienza la enumeración de los amigos españoles – Serrano Plaja, María Teresa León, Corpus Barga, Alberti, León Felipe, José Bergamín, « Manolo » Altolaguirre, Ludwig Renn – que será descrito más tarde tal y como aparece en la carta –, Rodolfo Halffter y Acario Cotapos, Vicente Huidobro y César Vallejo, Miguel Hernández y Antonio Aparicio..., « antes de abandonar esta enumeración que por sí sola explica "el momento de emoción" que acompañó esta entrada en Valencia ». Y con la descripción del primer bombardeo se inician las citas tomadas del Romancero de la guerra de España, que seguirá citando en las otras crónicas. Termina esta crónica con unas « reflexiones » sobre la guerra, las cuales a su vez terminan con la cita de otra canción : « Madrid qué bien resistes ».

En la tercera de las crónicas continúa la descripción del periplo. Después de haber mencionado la representación de Mariana Pineda, de García Lorca, pasan por Minglanilla, « este prodigioso pueblo de Minglanilla », donde experimenta, como los otros compañeros, « su más intensa emoción », al escuchar el coro de niños huérfanos, « evacuados de Badajoz ». Narra luego el encuentro con Ludwig Renn, « uno de los hombres más afables y sencillos que pueda imaginarse... [que] andaba con el torso desnudo, musculoso y quemado por el sol ». Termina esta tercera crónica con la entrada de los congresistas en Madrid, cuya narración está precedida por la cita de Rafael Alberti de un poema del mencionado Romancero… y termina con unas coplas de « Madrid, qué bien te guardan ». En Madrid, donde « no hay sorpresas que esperar », todo o casi todo está en estado de ruinas y, a pesar de todo, añade el curioso observador y cronista, « …los madrileños han optado por la más heroica solución : viven como si nada ocurriera. Han abolido el luto », todo, tal y como aparece en la carta a Ribemont.

La cuarta crónica ya se sitúa  enteramente en Madrid. Tras citar unos versos de Alberti – siempre tomados del Romancero – Carpentier pone a sus lectores frente a lo que llama una « ciudad en estado de guerra ». Para él lo más extraordinario es que, a pesar de todo, la vida continúa. Le asombra ver y oír a los niños cantar, si bien a las tonadas del ratón Miguelito le han cambiado las letras, adaptándolas a la realidad inmediata, es decir, a los bombardeos. La destrucción de edificios públicos y privados es total, y a pesar de todo Neruda pudo encontrar su biblioteca, aunque con su edición de Góngora atravesada simbólicamente por una bala. En el Paseo de Rosales hay un « silencio de muerte » y en el barrio de Argüelles una muchacha toca el piano – no dice que se trata de una pieza de Chopin, como en la carta a Ribemont – en un piano al que « sólo quedan las notas de la clave de sol », acontecimiento insólito, para él « una expresión simbólica de la resistencia de Madrid ». Termina esta última crónica con esa nota conmovedora, personal, al mismo tiempo en que se señala la ofensiva de Brunete : « Estamos a 7 de julio. Esta tarde caerá Brunete en manos de los republicanos. Esta noche viviremos el bombardeo más terrible que ha conocido Madrid en un año de guerra ».

* * *


El compromiso de Carpentier con la República española no se limitó a la redacción de textos. Ya antes de su partida al congreso de escritores, había participado en la puesta en escena de Numancia, la tragedia de Cervantes. Esta había sido representada en el teatro Antoine, de París, a partir del 22 de abril de ese año de 1937, fecha de su estreno. Jean-Louis Barrault tuvo a su cargo la dirección de la pieza ; André Masson, el decorado ; Madame Karinska el vestuario ; Julia Marcus, el ballet ; Robert Desnos la redacción de la información publicitaria ; Charles Wolfe, el uso de los discos para la musicalización y Carpentier la composición de la misma. Añadamos que la representación de Numancia se hizo con la ayuda de la Junta Delegada de Relaciones Culturales de la Embajada de España en París. Esta representación había adquirido un significado netamente simbólico. En las palabras de Desnos :

La petite République de Numance, détruite par Scipion Emilien en 133 avant notre ère, reçut en 1584 la visite de Cervantès. Et de cette visite, purement imaginative, jaillit un des plus beaux drames du théâtre espagnol et de tout le théâtre humain.

Aujourd’hui encore Numance est un lieu de rendez-vous. On y verra clairement un présage pour les événements actuels, non que je croie que l’histoire soit un perpétuel recommencement, mais parce que je crois à la persistance de l’esprit de liberté dans un lieu donné. (5)


Por su parte Carpentier escribió una crónica titulada Numancia que publicó en Carteles el 22 de agosto de 1937. Allí se hermana con las palabras de Desnos e insiste en el hecho de que « El contenido latente del drama ha surgido, pujante, tremendo, después de siglos de silencio » (6). En la crónica también menciona su « larga práctica de sonorización en las estaciones radioemisoras europeas », añadiendo que, con la musicalización de Numancia, « por primera vez he llevado a la escena procedimientos que he puesto en acción, centenares de veces, delante del micrófono ».

Y del micrófono se refiere ahora en este trabajo. Porque el siguiente documento pertenece a lo que he llamado anteriormente « documento sonoro » (7). Porque el compromiso de Carpentier pasa también por su actividad radiofónica así como, a través de ésta, por la elaboración de discos. Me explico.

Durante la época que nos concierne, es decir, entre 1937 y 1938, Carpentier grabó una serie de discos que se referían directamente a la guerra civil española. Difundió esta serie en Francia y la guardó para la posteridad, pese a que murió sin haberlo sabido. Existe un documento publicado que explica esta actividad. El 6 de agosto de 1939, Carpentier publicó, también en la revista Carteles, una crónica titulada « La muerte de Miguel Hernández » (8). En esta crónica anuncia la muerte de Miguel Hernández, noticia que había recibido, ignorando entonces que era falsa, porque, como se sabe, el poeta de Orihuela no murió en 1939, sino en 1942. En esta crónica afirma :

Por aquel entonces (1938), disponiendo de las máquinas de mi estudio, yo no perdía la oportunidad de « poner en conserva » la voz de grandes poetas contemporáneos. Había editado los Guernica y Madrid 1937, de Paul Eluard. Había guardado en mis gavetas las voces de Langston Hughes, Rafael Alberti, José Bergamín, Octavio Paz, Pablo Neruda y otros… al saber que Miguel (a quien había conocido bajo las bombas, el año anterior) estaba en París, lo invité a que grabara un disco. 


Yo pude rescatar una parte de dichos discos. Estos componen un documento extremadamente valioso que confirma no solamente el compromiso de Carpentier con la guerra civil española sino también las alusiones que hace de ella en La Consagración de la Primavera. Entre los documentos sonoros rescatados por mí figuran las grabaciones de Paul Robeson, Langston Hughes y Octavio Paz al igual que el de la voz de quien se identifica como « La Madrecita » que puede oirse a la vez en español y en su traducción al francés. Finalmente tenemos la voz de Miguel Hernández leyendo su Canción del esposo soldado, documento de gran valor histórico y sentimental, y extremadamente importante para la génesis de la novela tardía de Carpentier.

* * *



Y pasaron las décadas y no fue sino hasta 1978 cuando Carpentier publicó La Consagración de la Primavera. Pero, como se sabe, esta novela tardía tuvo una gestación muy particular, porque tomó años en componerse y redactarse y toda una vida en delinearse. Una serie de incursiones en la revolución mexicana, la revolución rusa, el machadato cubano y el París de las vanguardias, no impiden que cualquier lector sitúe la acción de la novela durante la guerra civil española, y específicamente durante los días próximos a la batalla de Brunete, es decir, los días que coincidieron con el Congreso de Escritores Antifascistas al que asistió nuestro autor.

Todo lo contado en este momento tiene su referencia particular a la carta a Ribemont que, como hemos tratado de sugerir, es una especie de preámbulo a las crónicas, cuyo preámbulo a su vez explica que se trata de relatar lo vivido, lo visto y lo oído… que es lo que van a vivir, a ver y a oír Vera, la rusa, y Enrique, el cubano, y los otros personajes, ficticios o reales, que se les acercan. En la novela puede leerse sobre la entrada en España por Port Bou, la composición de las Brigadas Internacionales y su función, a la que se le añaden las citas a las canciones de diferentes países en diferentes idiomas, tomadas del cancionero que le regalaron durante el congreso de escritores, y la disolución de éstas en octubre 1938 ; la presencia de Paul Robeson y de sus cantos entusiastas al igual que la de los escritores alemanes Ludwig Renn y Gustav Regler ; la representación de Mariana Pineda ; la mención de Numancia, aunque sea a causa del nombre de una barca, todo aparece ya en la obra carpentieriana escrita en los años concernidos. Igualmente sucede con la mención de los amigos de la generación del 27, aparte de García Lorca, desaparecido en agosto de 1936, rememorado y lamentado, de Manolo Altolaguirre, Rafael Alberti, Miguel Hernández, Luis Cernuda, José Bergamín, Vicente Aleixandre, León Felipe y el argentino Raúl González Tuñón, y las revistas como El Mono Azul y Hora de España, entonces portavoces de la lucha de los intelectuales y escritores y hoy documentos valiosísimos para la reconstrucción histórica. Todo, todo está ya presente desde entonces.

También aparece, en esta España bajo las bombas, bajo los obuses, el mismo Madrid que vivió Carpentier en su estadía de julio de 1937, amenazado por las bombas, citándose a sí mismo, con el motivo no solamente de hojear la historia que le tocó vivir, sino para rememorar algunos de los momentos más intensos de su vida.

Valiosa enseñanza, esta historia de amistades e ideales compartidos, de escrituras y de reescrituras.


Notas


(1). Manuel Aznar Soler y Luis Mario Schneider (eds.), II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas (1937) : Ponencias, Documentos y Testimonios, Barcelona, Editorial Laia, 1979, pp. 7 y 8.

(2). Carmen Vásquez, Robert Desnos et Cuba, Paris, L’Harmattan, Publication de l’Équipe de Recherche de l’Université de Paris VIII, Histoire des Antilles Hispaniques, 1999. Puede también consultarse mi artículo « La revueImán », Mélusine III, Université de Paris III, Centre de Recherches sur le Surréalisme, 1981, pp. 115-121.

(3). La serie « España bajo las bombas » fue posteriormente publicada en Alejo Carpentier, Crónicas, La Habana, Editorial Arte y literatura, 1976, tomo 2, pp. 205-245. Existe una traducción al francés por René L. F. Durand, en mi edición de Chroniques, Paris, Gallimard (collection « Idées »), 1983, pp. 250-294.

(4). Este artículo fue publicado en mi antología de Carpentier, Essais littéraires, Paris, Gallimard (collection « Arcades »), 2003, pp. 71-88.

(5). Carmen Gómez Pizá de Vásquez, Robert Desnos et le Monde Hispanique, París, Université de Paris III – Sorbonne Nouvelle, 1979, tomo 1, pp. 280-283.

(6). Alejo Carpentier, Crónicas, op. cit., pp. 73-79.

(7). Carmen Vásquez, « Las ficciones carpenterianas y sus fuentes bibliográficas españolas », Alejo Carpentier y España, Actas del Seminario Internacional de marzo de 2004, Universidad de Santiago de Compostela, 2005, pp. 243-269.

(8). Publiqué este artículo traducido al francés en Essais littéraires, op. cit., pp. 108-114.